La viticultura española está experimentando cambios profundos en sus prácticas agrícolas y preferencias de mercado, reflejados en la reducción de la superficie dedicada al cultivo de la vid para vinificación en España. Castilla-La Mancha ha experimentado una disminución significativa en su superficie de viñedo, pero otras comunidades autónomas han visto aumentos notables, lo que indica una diversificación geográfica de la producción vitivinícola en el país. La adaptación al cambio climático, la innovación en técnicas de viticultura y la gestión sostenible de los recursos naturales son clave para el futuro del sector vitivinícola en España.