"Coge un puñado de tierra, que esté húmeda, y luego descorchamos una botella y vemos si ese suelo llena la copa. Si lo sientes, es que lo hemos hecho bien". Y no sé si sería por sugestión... pero ¡estaba ahí! Tierra y vino caminaban de la mano en esa copa. Fue bonito recordar en cada trago la magia de un lugar inexplicable."