Javier Fernández y José Rubio recuperaron un calado del siglo XV para la crianza del vino de su bodega Tritium. Ahora avanzan en la recuperación de otro para ampliar sus posibilidades. El calado le aporta al vino el reposo necesario y esa temperatura y humedad constante que, junto con la escasez de oxígeno, le permiten alcanzar su plenitud. En ese nuevo espacio subterráneo habilitarán un recinto para que los visitantes puedan probar y catar las más de veinte referencias que ofrece la bodega.