El gobierno británico invierte en vino durante el confinamiento, generando polémica y críticas. Se destinaron fondos públicos para reforzar la bodega parlamentaria, adquiriendo vinos de Bordeaux y espumosos ingleses y galeses. El aumento en las reservas de vino del gobierno refleja una desconexión con las realidades y preocupaciones de la gente común. La situación plantea interrogantes sobre la gestión de los recursos públicos y el mensaje que transmite el gobierno a sus ciudadanos.