Las Bodegas Familiares de Rioja abandonan el órgano de gestión de la DOCa debido a decisiones que van en contra de sus intereses y no tienen capacidad de influir en ellas. Esta decisión pone en tela de juicio el sistema interprofesional que gestiona la DOCa desde 2004. Las bodegas argumentan que el sistema ha aumentado la producción de vino, pero no ha mejorado su valor, perjudicando así su modelo de negocio.