El Empordà ha visto cómo sus cooperativas de vino se reducen drásticamente en las últimas décadas, pasando de quince a solo tres. Este cambio no solo refleja la falta de relevo generacional, sino también la lucha por la calidad en un mercado cada vez más competitivo. Las cooperativas restantes, como Empordàlia, Espolla y Garriguella, están apostando por mejorar sus vinos y aumentar su presencia en el mercado. Además, un estudio reciente destaca la importancia de la inmigración en la viticultura local, un aspecto que muchos no conocen. Si quieres entender cómo estas cooperativas están reinventándose, sigue leyendo.